
Era día de San Juan, 24 de junio de 1520, cuando volvimos a entrar a la majestuosa ciudad de Tenochtitlan, esta vez por la calzada de Tepeyac; la ciudad se encontraba enteramente desierta, nadie salió a recibirnos, ni principales ni pobladores. Logramos regresar al Palacio de Axayácatl, donde estaban nuestros aposentos, nuestros compañeros sitiados y…